Qué bonito es el amor. O no. Lo que está claro es que en historia, ésta triunfa por encima de todas las cosas.
Wu es un ciudadano chino que estuvo recogiendo durante más de 20 años la basura que veía por su ciudad. Y no era para comer precisamente, sino para regalarle a su mujer el objeto que más deseaba ésta: un piano.
El protagonista de la noticia admite que al principio sintió algo de vergüenza al hacer esta tarea, pero que luego "se acostumbró".
Y todo por amor.
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