Pues resulta que un hombre estaba pescando en el golfo de México cuando vio un perro nadando mar adentro. Era Barney, que había salido huyendo del accidente y estaba totalmente atemorizado e intentando escapar de tierra firme. Este señor consiguió rescatar al perro que estaba a punto de colapsar y lo ha acogido en su familia ya que el pobre Barney se ha quedado sin la suya.
Dentro de lo triste que es la muerte, y de que el perro haya podido quedar traumatizado tras el golpe con el coche del conductor borracho, es bonito que, aunque sea por casualidad, alguien le haya encontrado antes de que desapareciese hundido entre las olas y que ahora tenga una familia nueva con la que recuperarse.
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