El sujeto de prueba es un ciudadano alemán, quien no tuvo otra ocurrencia que saltar sobre una piscina de hielo congelada en calzoncillos. El habitáculo relleno de agua, ahora convertido en un impenetrable bloque de hielo, no se rompió, con la consiguiente hostia.
¿Qué pasó? Pues lo siguiente...
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