Aprender a conducir es un problema y más si tu profesor no es todo lo bueno que debería de ser. En el caso de hoy los protagonistas son un padre y su hijo, algo bastante adorable si no fuese porque el adulto se dedica a soltar collejas sin parar al chico. Al final el chaval acaba llorando y conduciendo prácticamente a ciegas mientras recibe los golpes de su padre que no para de repetirle quién es...
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