Para ello preparan un escenario con objetos que pueden moverse desde lejos y esperan a que se haga de noche para hacer la broma. Un hombre vestido de monje oscuro se mueve hacía las víctimas y hace que las cosas se muevan o estallen las cabezas de los maniquís que hay puestos en el escenario.
El resultado es que todos salen corriendo. Normal.
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